Si por alguna casualidad me recuerdas cuando la barba te llegue a las rodillas, recuérdame como una valiente.
Si por casualidad pensaras en mí en algún momento de la larga y bonita vida que te tocará vivir, ríete como nunca y suspira con los ojos llorosos.
Quizás en alguno de esos momentos me recuerdes como una chiquilla triste y soñadora.
Quizás puedas recordarme con estos ojos tristes y esta cara de pena con la que ahora te escribo estas vulgares palabras. Pero sobre todo, si por alguna casualidad me recordaras, me recordarás como una enamorada del aire que expulsan tus pulmones, de tu aliento a menta fresca y de tu sonrisa de nube, porque eso fue lo único que fui, una enamorada.
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