Todo el salón está decorado. Las luces de colores azulados iluminan el lugar. La ventanas están cerradas y las persianas bajadas.
En el sofá descansa un cuerpo inconsciente. Cerca del techo vuelan mariposas blancas y negras. Danzan al ritmo de la incesante y triste melodía. Revolotean describiendo irregulares círculos.
Abajo, cerca del suelo, se pueden ver restos de sentimientos olvidados hace tiempo. Pero sólo los verán aquellos que que mantengan bien cerrados sus ojos.
Abrazadas a las patas de las sillas hay almas. Tienen los ojos cerrados porque los cuerpos donde vivían se han convertido, hace años, en polvo. Ahora son almas dormidas a la espera de un beso que las despierte.
El aire que se respira es ligero. Es debido a la presencia de las luciérnagas negras que baten sus alas sin pausa, tienen miedo de las mariposas cuando miran hacia arriba, pero temen también el convertirse en un alma dormida si miran abajo. Cansadas y desesperanzadas cantan con sus finas voces a la luna, que hace tiempo que no se ve.
Cantan y lloran esperando una libertad que nunca les llegará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario