domingo, 25 de noviembre de 2012

La soledad de los pronombres.

Es raro esto de meterse en la cama y que cese el frío. Es raro esto de acariciar los últimos minutos y no pensar en nada (nadie) y poder notar el pesado vacío entre los párpados sin que duela. Es raro esto, digo, es raro esto de que los libros te abracen y las palabras te llamen. Es raro, sí, es raro vivir el presente sin más, sin unos ojos chocolate penetrando en el corazón como dagas plateadas y relucientes. Es raro lo que pasa cuando todo pasa.
Y pienso en silencio mientras un poeta loco lanza improperios desde el lado izquierdo de la cama:
"Pobres determinantes subordinados a un nombre. Pobres adjetivos, pobres. Yo de ser palabra sería  un pronombre. Nada de concordancia en género y número, nada de acompañar para dar sentido. Sería un pronombre personal tónico, un pronombre bonito y con el acento bien marcado. Detrás de mí verbos, complementos y demás me pueden seguir, pero yo quisiera ir al principio, curarme en salud y abandonar al resto de la oración con mi condición de pronombre. 
Sí, yo quisiera ser pronombre por eso de su soledad bien llevada."
Es raro, ya, es raro el hecho de que sea domingo y no huela a miedo. Es raro que sea domingo y ningún gnomo de jardín grite con voz chillona dentro de mí. Y es raro eso de estudiar griego en diez minutos y acordarse (aún) de las tres declinaciones. 
Es raro y triste no ser abrazado por las ganas de abrazar. Es raro que no reconozca el aroma a sábanas limpias, a champú para cabellos rubios o a pasta de dientes. Es raro, sigo diciendo, es raro que eche de menos y no sepa el qué (a quién). 
Y pienso de nuevo con la mirada perdida en el musgo de unos ojos serenos y buenos:
"Tengo miedo a no alcanzar lo que quiero. Tengo miedo de quedarme a medio camino. Tengo miedo porque no sé si mis palabras son lo suficientemente buenas. Tengo miedo, miedo a fallar y no conseguirlo. 
¿Ves? Si fuera pronombre no tendría miedo. Los pronombres son los "Juan sin miedo" de la morfología. Te lo digo yo, que aún soy una estúpida conjunción, que aún estoy ahí, en medio, ansiando obtener mi función sintáctica en esta oración que no lo es, pues perdió el sentido nada más empezar yo a escribir. "
Y mientras el poeta del lado izquierdo de la cama sigue lanzando versos malsonantes, me prometo a mí misma, alzando el brazo derecho hacia el techo, con la mirada fija en esos ojos invisibles:
"¡Algún día seré sujeto!"

Es raro, sin duda. 





sábado, 17 de noviembre de 2012

"After all this time?"

(De escucha obligatoria mientras se lee.)

Te has ido y sé que te estás alzando en algún lugar lejano. Te has ido ya y sé que en algún lugar lejano y bello, en algún lugar lleno de luz estás extendiendo tus brazos hacia el cielo, estás abriendo la boca y un grito de júbilo fino y dulce se está escapando de tus labios. 
Te has ido, sé que me recuerdas, que recuerdas este mundo y que eres feliz allí, donde una bóveda colorida cubre los días y donde las noches oscuras duermen eternamente, como tú te has dormido para mí, para el siempre.

¡Sé que te estás alzando, sé que estás respirando un aire puro y cristalino! Sé que no podrás, que no podrás desaparecer jamás. Tu grandeza se consume en este mundo desde el cual te añoro, desde el cual mi mirada se apaga y se enciende empapada en lágrimas. Sé que estás bien, que en ese lugar lejano y alto la existencia de una felicidad plena te está resucitando. 
Extiende tus alas y vuela por la eternidad, sé que aquí no pudiste hacerlo. Extiende tus brazos y abrázame desde tu cielo, vigila mis pasos, cuida de mí desde ese mundo maravilloso que te cobija ahora y para siempre.

Siempre serás una llama que cuidará de mi oscuridad. 
Siempre serás el color y la armonía de la esencia que me llena. 
Siempre, incluso cuando la eternidad llegue a su final.

"...Con todo, no estaba preparado para ver allí, con los brazos y las piernas extendidos, destrozado, al mago más grande que él había conocido y conocería jamás.
Dumbledore tenía los ojos cerrados [...] Harry alargó un brazo, le enderezó las gafas de media luna sobre la torcida nariz y le limpió con la manga de su propia túnica un hilo de sangre que se le escapaba por la boca. Entonces contempló aquel anciano y sabio rostro e intentó asimilar la monstruosa e incomprensible verdad: Dumbledore jamás volvería a hablarle, jamás podría ayudarlo... " 
J.K Rowling - Harry Potter and The Half-blood Prince.


"After all this time?"
"Always," said Snape.

J.K Rowling - Harry Potter and The Deathly Halllows.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Océanos vacíos.

Es domingo y llueve. Llueve sobre las calles, sobre las azoteas que llevan el nombre de un suicida escrito en ellas, sobre los valientes, sobre Noviembre y sobre los versos.
Es domingo. Es de noche. Y llueve. Acaricio los últimos momentos de libertad. Cierro los ojos e intento respirar de nuevo la esencia, la esencia perdida de una vida sin sentido. Imagino miles de océanos engullendo mi persona y mis esperanzas. Me empapo de vida y noto la humedad en los párpados. Me empapo de vida, me empapo de sensaciones, de tristeza y alegría. Los miles de océanos me zarandean, me hacen bailar y me impiden respirar. 
Lo imagino dentro de mi cabeza, donde todo cobra sentido durante unos segundos hasta que abro los ojos y todo desaparece. Todo se esfuma y nace de nuevo una extraña sensación de vacío y pena.

Es domingo.
Y llueve.
Y no sé cómo haceros ver que estos océanos imaginarios me están engullendo sin piedad.
Y no sé cómo haceros ver que no quiero que se vayan.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Why can't we make this darkness feel like home?

Rompo palabras. Casco sílabas. Crack y ya ha muerto una más. Es fácil matar palabras, tan fácil casi como matar sentimientos, como aniquilar perdones e ignorar un "¡Sálvame, sálvame que yo no puedo!"
Yo cada día mato unas cuantas palabras, las estrujo, las espachurro y las exprimo. Nunca me convencen del todo, no sé, creo que no soy capaz de juntarlas de la manera apropiada. 
Debería saber crear belleza con ellas y lo único que consigo es lo equivalente a torpes pasos de baile realizados una noche de domingo, cuando estás solo, cuando nadie quiere bailar contigo.
Quizás deba sentirme culpable por ser la asesina de tantas palabras, pero más bien me creo víctima. ¿Cuántas palabras me han matado a mí en noches frías y suaves? ¿Cuántas palabras se han clavado en mí dejándome sin respiración, ahogándome, impidiéndome sentir? ¿Cuántas palabras más acabaran por derrotarme?
Las palabras también pueden ser malvadas, terriblemente malvadas y si lo son es porque son, a su vez, increíblemente bellas. Las palabras son las sirenas a las que todo marinero de versos debe temer. Las palabras son las causantes de que el mundo sea cómo es. Son las causantes de que las ideas y las ilusiones pueblen el mundo. Da igual cuál sea su procedencia, da igual cuál sea su intención. Sin palabras no seríamos nada. Nada.


Corro, atravieso vientos y tormentas para llegar cerca de ti. Navego por bosques llenos de vida, abarrotados de muerte. Me empapo con la lluvia y me abrazo a la idea de que ella no te haya dañado. 
Noto en los huesos la humedad del otoño, noto en el pelo los nidos de las golondrinas y en los ojos la falta de sueño. Me duelen lo oídos de tanto silencio. Me duele la voz de tantas cosas por decir que todavía no he dicho.
Grito tu nombre, me ahogo con palabras que me causan arcadas y me clavo en el corazón sílabas rotas y fonemas acribillados. 
¡Sálvame, sálvame que yo no puedo! ¡Sálvame, sálvame que me matan las palabras que no te he dicho!