Su rostro se volvió hacia ella con un brusco giro. Ella avanzó hacia él con paso titubeante mientras se secaba las estúpidas e inoportunas lágrimas.
La Señorita Rock n' Roll tenía una manía horrible de llorar con cada momento emotivo o extraño, cuando sentía rabia, o se sentía pequeña e inofensiva. Desde luego en aquel momento lo hacía, se sentía terriblemente fuera de lugar. Deseaba ser invisible a
sus ojos.
Cuando estuvo a una distancia lo suficientemente cercana como para distinguir su cara de asombro e incomodidad se detuvo. Intentó hablar pero las palabras se atascaron en su corazón, algo parecido le debía de pasar a él porque tampoco fue capaz de articular palabra.
Por ellos dos habló la camarera, que de brazos cruzados la miraba con una expresión entre enojo y sorpresa.
-¿Quién eres tú? -le preguntó con desdén. Desde luego sabía quién era, sus expresión lo hacía ver ¿acaso alguien no la conocía?
La rabia y los nervios de la Señorita no estaban para aguantar estúpidas preguntas y menos provenientes de una mujer tan vulgar e idiota.
En vez de contestar, cogió el vaso de cerveza que descansaba cerca del borracho dormido y se lo arrojó por encima.
Ella abrió la boca sorprendida y contempló sus ropas mojadas de alcohol. No sabía qué decir y abochornada se largó del local. "
Estúpida ignorante, vulgar desesperada"-pensó.
En el antro ya eran uno menos y entre ellos dos reinaba un incómodo silencio sólo roto por
Make you feel my love de Bob Dylan y los ronquidos del borracho.
-No tenías por qué hacerlo-dijo él por fin.- decirle quién eras hubiera sido suficiente.
-Para mí no. ¿Quién era?-preguntó ella intentando controlar el temblor de su voz.
-Una desesperada buscando amor en las esquinas de Barcelona, de todos modos, no te importa.-se colocó la chaqueta bien y se dispuso a salir por la puerta.
-Alejandro, no pensarás marcharte así como si nada ¿verdad?-inquirío con enfado y pena.
-Eso haré, tengo que llegar a casa antes de que amanezca. Tú deberías hacer lo mismo, es tarde.
-¿Tarde? ¿Es tarde? ¿Tarde para qué Alejandro? ¿Para qué demonios es tarde? ¿Para llegar a un hotel y esperar que llegue mañana para cantar la mismas canciones de nuevo? ¿Para eso es tarde?- el tono de su voz se elevó y temblaba al hacerlo.
-Eso lo deberías saber tú, no sé qué tienes que hacer. Al fin y al cabo eres
la Señorita Rock n' Roll, totalmente imprevisible. Tu vida es una atracción de feria. Mañana será tu día y pasado también.
-Ya, claro.Olvidaba que mi obligación era irradiar felicidad e irme de fiesta para hacer feliz a los demás. Olvidaba que no tengo motivos para quejarme.
-Deberías estar agradecida, mucha gente desearía ser tú.-sonrió con tristeza. Sus ojos color chocolate se clavaron en los de ella por un instante y la enloquecieron como de costumbre. Eran hermosos.
-Todos, sí, menos yo.-y se acercó más a él.-¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me abandonaste, Alejandro?
-No lo hice, jamás te abandoné. De hecho siempre te llevé conmigo a todos lados. Debes comprender que no te merezco, no soy bueno para ti.
-Me da igual, eres al único al que quiero.- y dio un paso más hacia él. Su aroma a alcohol y tabaco era inconfundible. Le hacía regresar al pasado, donde sólo existía él y una guitarra.
Rió con amargura y le acarició la mejilla dulcemente.-Debo irme, es tarde.- Abrió la puerta y se alejó en la oscuridad de la noche catalana.
Ella corrió detrás de él, no le dejaría marchar. No otra vez.
-¡Alejandro, vuelve! ¡Espera! Por favor...- al fin le alcanzó cuando ya estaba abriendo las puertas de su coche y en un susurro le pidió.-Regálame una noche más.
-No quiero dañarte más, será mejor que recurras al olvido.
-Alejandro, sólo una noche más a tu lado. Por favor, una más. Da igual lo demás,
te necesito.
Él la observó con su mirada entristecida de nuevo y sonriendo con una mueca torcida le abrió la puerta del copiloto y sólo una palabra pronunció:
-Sube.
La noche era suya.