miércoles, 11 de septiembre de 2013

Let's run and hide.

Corramos pues, huyamos. ¿Qué necesidad hay de permanecer más tiempo rotos, con el corazón en llamas de furia? ¿Qué necesidad hay de esconderse bajo esta máscara? No hay nadie que nos lo pueda impedir, ya no. No hay ni una sola nube en el cielo que nos impida llegar al Sol. Créeme, créeme y huye conmigo. Hoy somos fuertes, hoy somos capaces de escapar y acabar con todo lo que un día nos hizo sufrir.

Corramos pues, huyamos. No quiero que la oscuridad reine más en nuestro interior, no quiero que estas lágrimas de madrugada, ni que estas dudas constantes nos impidan ser felices. Recuerdo aquellos días de espera, aquellas esperas eternas para encontrar algo que realmente mereciera la pena conseguir. Aquellas esperas por encontrar algo que nos hiciera sentir llenos, que nos hiciera sentir dichosos. Recuerdo cada verso soltero en busca de un nuevo amor con el que recuperar la ilusión. Y... y recuerdo cada noche de domingo trazando una fina línea entre la tristeza y la desesperación. "Me odio cada día más, ojalá algo cambiara ya."  Recuerdo cada maldita palabra escrita en el aire, cada sueño convertido en mentira de la manera más lamentable. Y todas las posibilidades de ser grandes quedaron reducidas a cenizas al derramar todas esas lágrimas llenas de desilusión, de desesperanza. Y todos los océanos que podríamos haber navegado nos quisieron engullir.

Corramos pues, huyamos. Escapemos del olvido al que estamos destinados y resignados. Escapemos de este incesante miedo al rechazo, de esta inseguridad continua que nos abraza y asfixia. ¡Escapemos del miedo a crecer y comenzar nuevos proyectos! Escapemos del constante miedo a no encajar en ningún puzzle, pues no hay ningún puzzle en el cual tengamos que encajar. No hay ninguna pieza a la que debamos amoldarnos, ningún papel en el que estén escritas las claves, las reglas de este juego que no tiene final (feliz).

Corramos pues, huyamos. Huyamos porque esta soledad no puede ser más fuerte que nosotros. Huyamos porque no queremos que las sombras nos tomen de la mano.

Corramos pues, huyamos, porque sabemos que podemos hacerlo. Porque sabemos que debemos hacerlo.

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