lunes, 2 de enero de 2012

Vuelve a ser Enero, vuelve a llover.

Vuelvo a escribir lo mismo que hace un año. Enero es frío y a la vez cálido. Los recuerdos de lluvia pasada y nieves tardías me recuerdan la belleza de la soledad mal recibida.
En Enero se producen cambios, tantos como lunares hay en tu espalda. Y no es que yo sepa mucho de ti, pero el amor da dones tan incomprensibles como inútiles.
Yo, aún así, sigo queriendo huir. Huir lejos con una guitarra que debe aprender a hablar y un cuaderno de notas viejo. Es lo que quiero y Enero es un buen mes. Un buen mes para vivir, para sentir que hay alguien que me quiere, aunque sea mentira.
Seguramente tú querrás segur siendo el chico que toca una guitarra negra y vuelve locas a las nenas. Sí, a esas que fumaban delante de ti y sonreían con descaro.
Ya sabes que yo siempre fui distinta.
Atrás quedaron los poemas de bella tristeza mezclada con absurda incomprensión. Atrás, al igual que tu mirada achocolatada.
Y es que ya lo decían los Smiths, hay una luz que nunca se apaga, ni siquiera en Enero.


There is a light that never goes out.

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