viernes, 24 de agosto de 2012

Catastrófico aniversario de palabras.

Por la ventana cayeron los trastos viejos. Y se rompieron, claro. Y dolió, sólo un poco, pero dolió. 
Recuerdo haberte visto con tu bicicleta recorriendo la carretera cercana a mi calle. Recuerdo la sensación que dejó en mí, tan sólo era otro trasto viejo tirado por la ventana, otro verso podrido que echó a volar.
Yo seguía cantando "Remember me..." y todo lo que sigue. Todas las carreteras vacías, bicicletas de colores, trastornos mentales y soledad embotellada en latas de Coca-Cola. Y todo lo que sigue a la ruptura de lo que jamás existió, el miedo a decir adiós y el adiós atragantado entre las arterias. Todo lo que sigue cuando debes seguir, cuando no queda otra, cuando te encuentras entre dos muros de piedra que no te dejan respirar. Seguía cantando, pues, seguía cantando que no podía, que no quería olvidarte.
Recordé entonces lo que significaba echar de menos. El vacío que te llena por dentro, la impotencia y las ganas de coger un tren y huir. Recordé lo que no quería recordar, las mañanas de invierno al borde de las lágrimas, la alta calefacción de los autobuses a las ocho menos cuarto de la mañana, los sábados dando vueltas sin sentido, los abrazos al cojín, las pocas ganas de soñar y los exámenes de matemáticas.
Y también te recordé a ti, claro. Entre tanta niebla y llovizna apareciste tú.

Se está haciendo tarde- dije. Aunque no lo creía en realidad. Las calles se estrechaban a cada paso que dábamos y la delicadeza de tu pelo susurraba incesante que me enredara en él. No quería que acabara de nuevo, como cuando en Junio rompí tus fotografías y las arrojé en tu calle. No quería que acabara algo que no había hecho más que empezar.
Y en ese preciso instante me di cuenta de que estaba soñando. Que nada era real, que tú no estabas ahí. Jamás habías estado. Y tuve miedo y entonces lloré y grité tu nombre. Grité tu nombre mientras mi poesía moría, mientras las canciones se llenaban de tu olor y en mi abrigo azul sólo encontraba el cálido roce de tu brazo. Grité de nuevo tu nombre, entonces, con más fuerza, con más decisión y con la voz cascada de dolor. E inevitablemente tu mirada se abrazó a mí, tus brazos me acariciaron y tu caminar me derritió. Inevitablemente me hice a tu medida, sin poder impedirlo. Y el destino nos regaló oportunidades y todas se rompieron como los trastos viejos arrojados desde la ventana. Y lo que fueron recuerdos se convirtieron de nuevo en una realidad aplastante.

Se está haciendo tarde, repetí. Pero ya te habías ido.
Y no ibas a volver.




Antes de despedirme me gustaría dar las gracias al blog The Gossip Eye (click) por el premio que me entregó. El premio consiste en contestar una serie de preguntas y entregar el premio a otros cuatro blogs. De momento sólo responderé a unas cuantas preguntas del cuestionario, las que consideré de mayor interés para vosotros. Por falta de tiempo en este momento no entregaré el premio todavía. Espero poder hacerlo en la siguiente entrada.
Así que, aquí van algunas preguntas y sus respuestas:
-Tu saga literaria favorita: Sin duda es y siempre será Harry Potter. Adoro ese mundo, soy una gran fan desde pequeña.
-Tu mejor hora para escribir: Me gusta escribir por la noche. Sobre las diez u once de la noche. 
-¿Con qué frecuencia escribes?: Escribo, por muy increíble que parezca, todos los días. Siempre escribo algo. No puedo dejar de escribir, es una necesidad para mí. A pesar de eso no publico todos los días. Suelo hacerlo dos veces a la semana si puedo, aunque a veces paso periodos de tiempo más largos sin publicar.
-De todos los libros leídos ¿cuál no recomendarías?: La última parte de la saga Crepúsculo.
-¿Te gusta la experiencia de pertenecer a la blogosfera?: Sí, sí me gusta. Es genial leer a otras personas y ser leída. Además se conoce gente y diferentes formas de escribir que te ayudan a mejorar y a inspirarte.

Bueno, eso es todo. Muchas gracias de nuevo a la dueña de The Gossip Eye y a los que me leéis a menudo. 

Un abrazo, 
La chica de ojos verdes.

4 comentarios:

(M)aybe. dijo...

Y a mí me pasó igual.
Él se fue.
Y no volvió. No volvió siendo el mismo de aquellas tardes de invierno.
Con cariño, M.
'Sigue escribiendo, que estoy aquí para leerte mucho! e_e

A. dijo...

No suelo aparecer por aquí (ya sabes, eso de habla solo cuando tus palabras sean mejor que el silencio), pero esta vez tus palabras se merecen un tributo más grande que las lágrimas que se escapan de mis ojos. No sé si es porque a pesar del calor de Agosto yo me encuentro en una Siberia emocional o es esa conexión breve aunque intensa entre un texto y un corazón. Seguro que ambas.

Precioso por su desolación.

Recordé entonces lo que significaba echar de menos.

The Gossip Eye dijo...

Totalmente de acuerdo contigo con lo del último libro de Crepúsculo, se me hizo pesadísimo!!

Como es habiual en mi con tus textos, aquí dejo mi parte favorita del de hoy:

...y la delicadeza de tu pelo susurraba incesante que me enredara en él.

Echar de menos es una sensación horrible...

muaaak.

Anónimo dijo...

De verdad, los pelos de punta *_* siempre acabo con esa sensación al leer algo tan tan, indescriptible.
Todos tus escritos dan ganas de leerlos una y otra vez, yo al menos, no me cansaría nunca.
P.d (de las preguntas: Yo también escribo todos los días y siento esa necesidad, pensaba que era la única en sentir esa fuerza que te lleva a escribir...
Un beso ^_^