domingo, 30 de octubre de 2011

To the Sky.


Su sonrisa no debería desaparecer jamás.- le digo al cielo. Nunca permitas que su risa se apague. 
No permitas que su vida se desperdicie, así, como yo desperdicié la mía. Pero por su sonrisa, siempre por esa dulce sonrisa.
Y sus ojos ¿Qué he de decir de ellos? Por favor, jamás dejes que su luz desvanezca, haz que esa llama permanezca encendida y derrita el marrón chocolate del que están hechos sus iris.
Cielo, azul cielo, sabes que estoy sufriendo. Esta angustia que me lleva. Esta pena que nace en mi tripa y sube hacia mi garganta. Esta impotencia.
Cielo, frío cielo, sabes que es por él. Sabes que le echo de menos. ¿Acaso no percibes esta rabia? La rabia de no haberlo hecho bien. 
Pienso que ahora le podría estar sosteniendo entre mis brazos, acariciando su sedoso pelo negro y besando su mejilla.
Podría tener mi cabeza apoyada en su pecho, perdida entre los olores de su ropa y su piel. Podría tocar su nariz con la mía y sonreír con ternura.
Cielo, oh azul y cruel cielo, sabes que lo intento pero no puedo. El olvido es imposible.
Ya no hay nada que pueda hacer. Nada más aparte de mirarte y llorar.
Le echo tanto de menos, no te lo puedes imaginar. Es sobrehumano, incomprensible.

Haz que vuelva, por favor, te lo suplico.

No hay comentarios: