viernes, 18 de noviembre de 2011

La Señorita Rock n' Roll. (V)

Lo primero que fue capaz de oír cuando la puerta se abrió fue una risa tonta, casi forzada. Una risa de mujer.
Más tarde apareció una despampanante joven de unos 20 años de edad. Su melena era larga y de un brillante negro azabache. Llevaba un mini vestido rojo y unas botas altas.
A pesar de sus curvas y buen ver era ordinaria. No le gustó, para nada.
Pero, desde luego, lo que menos le gustó era su acompañante.
La joven tiraba entre risas de la mano de un joven al que pudo distinguir inmediatamente. Su guitarrista.
Miró la escena, contempló aquello con el corazón congelado. Su mirada se había quedado clavada en la sonrisa de ella y en la de él, por supuesto.
Sonreía con vergüenza, por compromiso. Su sonrisa era falsa y triste, conocía bien aquella mueca.
La solía mostrar en entrevistas o al tener que pasar un día en el aeropuerto. Aquella sonrisa no le identificaba.
Aún así lo hacía, sonreía y eso la rompió.
Como el vaso que es lanzado con rabia en una discusión, como se rompe una carta no deseada, como aquella foto en su camerino. Rota.
Los dos pasaron al local sin advertir de su presencia y ella le sentó a él en una silla cerca de la barra, más tarde le besó la cabeza con cariño fingido. Rabia incontrolable.
Ella se marchó y se colocó detrás de la barra después de gritar de mala manera a la camarera, que, se marchó del local con un fuerte portazo. Al parecer, el local era de ella.
Eso le provocó risa, aunque no rió. Tenía ganas de llorar.
Intentó esconder su rostro bajo su cazadora negra. No sabía qué hacer. No quería ser descubierta, pero esa situación hacía que su corazón se rompiera en mil pedazos, no podía quedarse allí, ser testigo de aquello.
Miró de nuevo hacia su dirección, ella estaba coqueteando con él desde la barra. Acariciaba su rostro y le acariciaba el pelo con sus largos dedos.
No podía soportarlo, era demasiado.
Pero ¿Por qué a ella? ¿Cómo es que de todos los antros que hay en España tuvieran que estar los dos en el mismo? ¿No tenía suficiente el destino con el daño ya causado? ¿Quería más? Cruel.
Con valor y lágrimas deseando salir de sus ojos volvió a mirar y se sorprendió al ver que él apartaba las manos de ella, evitándola. Hablaba con ella con enfado, con pesadez. No podía distinguir sus palabras, pero sí su hastío. Conocía bien su tono pesado y cansino, intentando controlar su genio bajo palabras.
Lo echaba de menos.
Él se levantó de la silla y se colgó la guitarra al hombro dirigiéndose hacia la salida con mal gesto pero ella le seguía. Mantenía una sonrisa en los labios, pero él la apartó molesto.
Entonces la Señorita Rock n' Roll reventó y se dirigió con paso firme al lugar de la escena.
Ella era la Señorita Rock n' Roll, no una estúpida adolescente conformista. El Rock era su sello de identidad, la fuerza.
-¡Alejandro!-gritó, y una lágrima, inevitablemente, se le escapó. Su nombre dolía, aún.



 La Señorita Rock n' Roll no se deja ganar fácilmente, su corazón está roto, sí, pero no es nada que su voz no pueda arreglar.
Aquellos buenos tiempos volverán, así es el Rock, un mal día que acaba.


4 comentarios:

Unknown dijo...

Esa Señorita Rock & Roll no parece afortunada, aún con fama o con dinero...
Me ha encantado <3

Elisa Sestayo dijo...

No, no es nada afortunada :(
Pero le irá mejor.
Gracias, me alegro mucho!!
Besos <3

Rafael de la Rosa dijo...

Woo! La verdad, no te voy a mentir, la redacción de esta quinta parte me ha resultado extraña en algunos puntos, aún así me ha gustado.
Estoy deseoso de saber qué ocurre con Alejandro y me causa curiosidad su forma de actuar.
Por otro lado... -suspira- ¡qué razón tienen tus palabras! Decir el nombre de esa persona puede tener consecuencias tan desfavorables en nosotros...

Bueno, espero la próxima parte.

Un beso ^^

Elisa Sestayo dijo...

Es extraña, sí. Me costó escribirla.
Me alegro que aún así te haya gustado :)
Un beso<3

P.D: Sí, pronunciar su nombre a veces es lo peor...